jueves, 9 de enero de 2014

Una buena imagen, la mejor compañera para el nuevo año




Para la gran mayoría el fin de año suele ser un momento de reflexión, un tiempo para echar la vista atrás y evaluar lo acontecido en los últimos doce meses y prepararnos y planificar nuevos retos, metas y horizontes para el próximo ejercicio. No ha sido este 2013 un buen año para casi nadie. Plagado de desencantos, desencuentros, con el paro atenazando a muchísimas familias y con la sensación generalizada de que aún queda mucho camino antes de que podamos ver la luz al final de este larguísimo túnel. En medio de este escenario tenemos ahora una buena excusa para pasar página, arrancar esa última hoja del calendario y empezar 2014 con ilusión y esperanza. Motivos nunca faltan para agarrarse al optimismo, un espíritu que si nos invade nos empujará a encontrar la senda que buscamos. Al optimismo hay que añadir otros ingredientes que están al alcance de todos nosotros. A ese estado de ánimo fundamental hay que sumar la imagen. Cuidarnos por dentro es tan importante como cuidarnos por fuera. Sentirnos bien estéticamente es clave para hallar la energía que nos conduzca y refuerce esa postura de positividad. De cómo nos sentimos depende el cómo interpretamos lo que vivimos.


Estamos aferrados a creencias que hemos aprendido de niños, pensamientos y paradigmas que hemos adoptado como verdades absolutas y que apenas nos hemos cuestionado para comprobar su veracidad. Si en esas creencias y pensamientos encontráis ataduras es momento de romperlas, deshacerse de ellas y empezar a afrontar el presente de una manera amable, confiada y optimista. El famoso dramaturgo inglés William Shakespeare escribió: "no existe nada bueno ni malo, es el pensamiento humano el que lo hace aparecer así".
Si nos miramos al espejo y nos gustamos empezaremos la jornada con buen espíritu y más animados. Vivimos en la era de la imagocracia, el poder de la imagen que se apodera de casi todo. Observamos y nos observan, juzgamos y nos juzgan, de ahí que la imagen personal siga siendo una de nuestras mejores armas para desenvolvernos con éxito en sociedad, para alcanzar esas metas que nos propongamos para el año nuevo que se nos avecina.


Convertir nuestro aspecto personal en una herramienta para seducir, convencer y progresar es un buen principio para cambiar la balanza y empezar a ver el vaso medio lleno o la cuesta hacia abajo. ¿Cómo lograrlo? No se necesitan grandes fórmulas ni cambios radicales. Basta con empezar a cuidar los pequeños detalles, por potenciar nuestra expresividad, por adecuar la vestimenta y mimar el peinado adaptándonos siempre a las tendencias sociales y la moda del momento. Querer es casi lograr; sin querer nada se logra. Tengamos esperanza, apostemos por el futuro, seamos entusiastas.  Persistamos porque con ese espíritu lograremos las mejoras que tanto ansiamos. Demostrémonos a nosotros mismos que hemos dado un cambio para luego dar ese giro enérgico que nos lleve a donde soñamos hace tiempo. Feliz 2014.

Ramiro Fernández Alonso
Psicoesteta
Autor del libro 'Cómo triunfar en la era de la imagen. Claves psicoestéticas para el siglo XXI'



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