miércoles, 30 de octubre de 2013

Los Premios Príncipe de Asturias, nuestra mejor insignia



La compasión, la libertad, la humildad, la generosidad, la justicia, la paz, la tolerancia, la lealtad, el respeto y la confianza son valores imprescindibles para cimentar una sociedad moderna como la actual. Bajo el paraguas de estos principios de conducta se progresa hacia un mundo más sostenible y se superan con éxito los malos momentos y la desesperanza.

Asturias es una tierra que aprecia el esfuerzo en todas sus dimensiones yreconoce a quienes contribuyen de una u otra manera a construir un entornomejor. Los Premios Príncipe de Asturias son un fiel espejo de ese carácter. Fruto del infatigable trabajo de sus impulsores, estos galardones han conseguido traspasar fronteras, afianzarse en el calendarioy situar a Oviedo, Asturias y España en el punto de mira y admiración de millones de personas e instituciones de todo el planeta. Ya son más de tres décadas reconociendo la encomiable labor de aquellos que dedican o han dedicado su vida a los demás.



La solemne ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias en el Teatro Campoamor de Oviedo es epicentro informativo y foco de atención mundial. Año tras año, los valores antes mencionados se ponen en escena bajo la batuta de una organización siempre brillante y profesional. El talante, la concordia y las buenas prácticas son denominador común de una jornada que representa la verdadera esencia del pueblo asturiano y que cuenta con el privilegio de la presencia del heredero de la Corona, Su Alteza Real don Felipe de Borbón, y su esposa, doña Letizia Ortiz.



Los Premios Príncipe de Asturias son nuestra mejor insignia, una fábrica de valores, y las personas e instituciones distinguidas un manantial de conocimiento, talento y compromiso. Los valores humanísticos, culturales ycientíficos quedan perfectamente reflejados en el extraordinario elenco depremiados que, en este caso, reciben los galardones Príncipe de Asturias 2013. Mi sincera felicitación a todos ellos.



miércoles, 23 de octubre de 2013

Las 10 claves para un buen profesional de la PSICOESTÉTICA


El psicoesteta es una figura clave en el cuidado personal. Más allá del análisis de las múltiples variables que afectan a la imagen de cualquier ser humano y que inciden en la construcción de una marca personal, el psicoesteta trata de jerarquizar, poner orden y aconsejar al cliente en ese camino hacia el liderazgo y la confianza en uno mismo. Sin lugar a dudas, hoy desempeña un papel indiscutible en la sociedad. Asesora y ayuda a encontrar un equilibrio, adecua y adapta factores tales como el vestido, el calzado y, cómo no, el cabello, para dar seguridad y modernidad a esa imagen personal tan importante en el siglo XXI en el que nos encontramos.
El pelo, con su corte y su peinado, es el factor más revelador de una personalidad. Así lo subrayo en mi libro 'Cómo triunfar en la era de la imagen. Claves psicoestéticas para el siglo XXI', editado por Ediciones Nobel. La peluquería de hoy y de mañana será psicoestética y los profesionales que nos dedicamos a ello tenemos ante nosotros el reto de desempeñar el oficio con la capacidad, la preparación y las exigencias que marcan la vida moderna. A mi juicio, estas son las diez claves que debe cumplir un buen profesional:

-Presencia. El cuidado de la indumentaria es fundamental para transmitir confianza.
-Estilo. Hay que estar al día de las últimas tendencias para marcar un estilo propio pero actual.
-Comunicación. Cuidar el lenguaje y la forma de expresarse también forma parte de la belleza personal.
-Saber estar. Los buenos modales hay que llevarlos por bandera en el día a día.
-Humildad. Nada se logra con falsa humildad pero para ser valorado hay que saberse auto valorar.
-Entusiasmo. Todo lo que hacemos tiene que estar impregnado de esa cualidad.
-Atención. Esto obliga a estar a la vanguardia y con ganas de aprender constantemente.
-Prudencia.  Tanto en los éxitos como en los fracasos y a la hora de tomar decisiones, la prudencia siempre es una buena compañera.
-Detallista. El profesional propone pero no impone y si mima lo que hace y dice su consejo siempre se tendrá en cuenta primero.
-Visión de futuro. En un mundo tan cambiante como el actual sólo sobreviven aquellos que saben adaptarse a los cambios con rapidez. El buen profesional debe tener la habilidad suficiente para adelantarse a los acontecimientos.

Para alcanzar el éxito es fundamental realizar un ejercicio de honestidad personal. Saber qué se puede ofrecer, cuáles son nuestras potencialidades, en qué podemos y debemos mejorar y cómo podemos explotar nuestros puntos fuertes. Reflexionar con espíritu crítico y estratégico, analizar el entorno, fijar objetivos y trabajar con constancia e ilusión son ingredientes fundamentales para forjar una marca personal tan buena que el cliente que llegue a nuestras manos la valore, la aprecie y la compre.

Ramiro Fernández Alonso

Psicoesteta

miércoles, 16 de octubre de 2013

Psicoestética de la imagen personal aplicada al cabello



La psicoestética hace crecer a las personas. Pretende encontrar en cada uno su equilibrio vivencial entre el fondo y la forma para potenciarles el carácter y facilitar así las relaciones con amigos o clientes. En mi caso, debo hablar de la psicoestética aplicada a la peluquería. Cada año constató una mayor necesidad de la psicoestética para saber interpretar nuestra propia figura.

Estamos sobrecargados de información. Internet ha disparado ese caudal y de ahí que subraye la importancia de saber cómo potenciar la figura sin limitar a la persona, cómo construir una imagen y darle relieve a la singularidad de cada uno sin entrar en un túnel sin salida ni perder el control del cuerpo y la mente. Alerto de esas 'princesas de porcelana' o 'modelos de fantasía' que vemos en anuncios, carteles y folletos y que van en contra de la salud. Determinadas marcas elogian los cuerpos cadavéricos, juegan con la autoestima de las personas y crean filosofías negativas de la vida sin constatar los daños colaterales que dejan en el camino.

Juegan con el miedo al futuro de unas personas, las adolescentes, en general, que pueden manipular por sus complejos de no saberse ver porque todavía no han modulado su carácter ni se han probado a sí mismas ni se han definido una imagen. Quizá la crisis económica actual acentúe aún más estos riesgos de los que hablo porque ese miedo es mayor debido al futuro incierto que tenemos delante.

No debemos caer en esa sociedad de fantasía que algunos pretenden mostrarnos. Para combatirlo es fundamental reforzar nuestra voluntad de comunicación, el dominio de los instintos y los hábitos, la madurez vivencial y la habilidad profesional. ¿Cómo? Aquí es donde juega un papel fundamental la psicoestética y el profesional que la aplica. Mientras uno no se haga una interpretación de sí mismo y de su imagen, de cómo se ve y cómo lo ven, no se sabrá entender y contestar a la pregunta ¿quién soy? Hay que descubrir nuestros afanes y compensar los temores.

No es fácil saberse interpretar sin tener un estudio de imagen. Si aplicamos la ciencia de la psicoestética podremos solucionar muchos problemas. Hay que encontrar las vivencias con una imagen potenciada y caracterológica para proyectar esa personalidad en el trabajo y en las relaciones. Debemos usar el espejo sin miedo, con cuidado de verlo no como un juez sino como un amigo que te dice la verdad y te ayuda a reafirmar el propio yo. Si lo logramos, podemos trabajar el gusto personal, el estilo y las líneas en el vestido, el peinado y el gesto que dota de seguridad.

Cuando se realiza un peinado que potencia, el cabello gana irradiación y la persona encuentra la tranquilidad. Al enmarcar el rostro, el cabello aporta relieve a la expresividad facial. A lo largo de mi más de medio siglo de experiencia profesional puedo asegurar que cuando una persona se sabe ver y se gusta frente al espejo se le ilumina la cara. Por eso digo que debemos ver el espejo como un amigo, practicar ejercicios de expresividad frente a él y hacerlos de manera continuada. Esto nos ayudará a aumentar la capacidad de expresión, a desarrollar el carácter personal y la belleza del rostro. Aquel gesto que le reafirma al observarse en el espejo aumenta la seguridad personal. 

En el caso de que salgan las ambivalencias, es importante poner énfasis en encontrar detalles que identifiquen al cliente con sus modelos, personas y líderes de éxito que le promoverán el objetivo personal. Así compensará las dudas y fantasmas propios de las limitaciones de cada uno. El profesor Carlos Muñoz Espinalt defendía: "quien cuida su cara y su imagen demuestra creer en sí mismo".



Nosotros, como profesionales de la peluquería, debemos estar atentos a los cambios en las modas, a la acción de sus modelos como personas singulares que influyen en nuestros clientes. El psicoesteta debe saber adaptar con pequeños cambios esa imagen, debe renovar a la persona para que sea más actual y no se aísle. Ese es el camino para reforzar la seguridad personal del cliente, es decir, respetando aquellos detalles de identificación que le han potenciado en su vida y le han dado plenitud de imagen.
En definitiva, la psicoestética nos enseña a formarnos un carácter, a pulir y desarrollar una personalidad a través de la capacidad de expresión; a valorar el entorno y sentirnos parte de él con las raíces integradas. Nos hace estar más seguros con el lugar, nos ayuda a relacionarnos, a sintonizar, expandir y presentar la figura con el equilibrio perfecto entre el propio yo y el ambiente.

Ramiro Fernández Alonso

Psicoesteta



miércoles, 9 de octubre de 2013

Consejos básicos ante la pediculosis infantil (los piojos)

Finalizado el verano y después de que las aulas de los colegios volvieran a llenarse hace ya algunas semanas es habitual que aparezcan diferentes afecciones en el cabello, tanto en las personas mayores como en los niños. Hoy nos vamos a centrar en los segundos tras conocer por “La Nueva España” que se ha dado un brote de piojos en diferentes centros escolares de Oviedo. Ante la pediculosis infantil, popularmente conocida como los piojos, no debemos armarnos pero sí tomar determinadas precauciones. 

Un estudio reciente del Ministerio de Sanidad recoge que entre un 5 y un 14 por ciento de los niños en edad escolar ha sufrido alguna vez este problema, principalmente menores de entre tres y once años.
El contacto cabeza con cabeza de los niños y, en ocasiones, compartir cepillos, gorras, etc. hacen que se propaguen rápidamente. Olvídense de falsos mitos que dicen que los piojos vuelan saltando de cabeza en cabeza. Eso, como otras muchas leyendas, es falso. Igual que siempre he defendido que los peluqueros debemos trabajar en estrecha colaboración con los dermatólogos, en estos casos, el binomio peluquero-padres es fundamental para atajar con éxito y rapidez esta infestación que, por otra parte, es habitualmente contagiosa.

Lo primero es analizar el cabello del niño para comprobar que efectivamente tiene piojos. Si observamos que se rasca la cabeza con asiduidad basta con humedecer el pelo y pasar por la cabeza una liendrera, es decir, un peine de púas metálicas finas, o de hueso, y muy juntas.
Si tiene pediculosis infantil arrastraremos algún piojo o las huevas. Es el momento de actuar. Aconsejo acudir a un peluquero o al médico para que determine el mejor tratamiento pediculicida para el tipo de cabello del niño. Existen infinidad de productos pero quizá el más usado sea la loción de permetrina. Para que el tratamiento resulte eficaz hay que leer con detalle las indicaciones que marcará la caja del producto y atender a las recomendaciones del peluquero. Porque los dos necesitan mucho cuidado: el cabello y el cuero cabelludo. Por norma general en unos días se habrá solucionado el problema pero el tratamiento hay que seguirlo durante el periodo que se haya indicado, normalmente en dos ciclos. Si persiste la afección habrá que consultar a un especialista, aunque, insisto, sin alarmarse porque rara vez provocan problemas de salud graves.




martes, 1 de octubre de 2013

Los primeros mechones, el primer corte de pelo


La higiene capilar infantil es fuente de infinidad de dudas, bulos y preocupaciones. El cuidado del cabello en los primeros años de vida es fundamental para que el pelo crezca fuerte y sano y requiere una atención permanente. Cada cuánto tiempo se debe lavar, el tipo de champú más adecuado y con qué frecuencia hay que acudir a la peluquería son algunos aspectos que tratamos en este artículo. 
En contra de lo que creen algunos, durante la infancia es aconsejable que los niños se laven la cabeza a diario con un champú neutro y abundante agua a una temperatura inferior a los cuarenta grados. En esta etapa de la vida el ser humano despliega una gran motricidad, con continuos juegos y carreras, de ahí la importancia de la higiene. Diferente es la dermatitis seborreica infantil, una afección característica en los lactantes, especialmente en los primeros meses. Se trata de una costra que aparece en el cuero cabelludo. En estos casos aconsejo que se consulte al pediatra aunque no debe preocupar en exceso porque con unos mínimos cuidados desaparece en muy poco tiempo. Siguiendo con los consejos no puedo dejar sin citar a esos niños de pelo muy rubio. Además de recomendar la utilización de un champú para cabellos secos conviene extremar aún más si cabe los tiempos de exposición al sol ya que son más propensos a la sequedad en las puntas. El dicho prevenir es curar, en este asunto, es una máxima que todos los profesionales de la imagen debemos tener siempre presente y, que los dermatólogos nos recuerdan constantemente.

Algunos padres se empeñan en obtener un tono rubio claro para el cabello de sus hijos y emplean, erróneamente, la camomila, una planta herbácea con propiedades medicinales pero contraindicada a esas edades ya que las radiaciones solares pueden provocar daños al cabello. Sí existen champús con camomila que resultan totalmente inocuos aunque, como siempre, en estos casos, aconsejo acudir a un profesional para que analice la piel y el pelo antes de cualquier aplicación.



 Y si hay algo en estos primeros meses de vida de los bebés que más controversia genera es el corte de pelo. Acudir trimestralmente a la peluquería para que el profesional recorte con mimo esa pelusilla que aún no es cabello resulta muy beneficioso para el posterior desarrollo capilar. En mi salón somos conscientes de que esa primera visita al peluquero es un acontecimiento importante en la vida no sólo de los padres sino también del pequeño, tal vez similar a los primeros pasos, las primeras palabras o el primer diente que se desprende. Por eso entregamos una cajita que contiene una bolsita de plástico donde introducimos uno de los mechones y una cita en la que les digo: "tus primeros cabellos son un alegre recuerdo de gratitud al cariño de tus padres, una presentación social de tu bella imagen renovada y una ofrenda a la esperanza en tu desarrollo, en tu progreso y en tu vida". Como ven, para los profesionales de la imagen personal el cuidado capilar es importante desde muy temprano. Muchas madres tienen la osadía de coger las tijeras y olvidan que el corte de cabello es algo más que un trabajo mecánico, conlleva otras particularidades para favorecer el desarrollo capilar, sin olvidarnos, cómo no, de los motivos psicoestéticos, es decir, según va creciendo la criatura ir adaptando esos cortes a las características específicas del menor. La idea de que ante un pequeño cualquier estilo o forma del cabello es válido es un error. 


Es más, durante esta etapa de la vida es cuando más hay que atinar en la elección del corte y del peinado. Higiene y psicoestética forman un binomio sobre el que se apoyará, en buena medida, la forma de ser y, por tanto, la manera de actuar de esa persona. Primero en la fase infantil de formación, luego en la adolescencia y más tarde en la madurez. Como siempre subrayo, por el bien de los niños, empecemos a cuidar su cabello en todos estos sentidos desde su más tierna infancia.